En 1932, Margret Wittmer deja Alemania junto a su esposo e hijo. Viajan a Floreana, una pequeña y casi desierta isla en el archipiélago de Galápagos; allí se establecen.

Los Wittmer se ven rodeados por inusuales vecinos que incluyen un filósofo vegetariano que planea vivir desnudo hasta los 200 años y una "baronesa" que entre escándalos se proclama emperatriz de Floreana. También juegan un rol importante los amantes de "la baronesa", otros colonos, científicos, exploradores y personal militar.

Este relato no es una obra de ficción. Se desenvuelve en Floreana, un entorno tan parecido al paraíso como al infierno. Los eventos que hoy se conocen como "Galapagos Affair" fueron seguidos atentamente por los medios en todo el mundo.

domingo, 3 de octubre de 2010

La visión del efecto Floreana

Por: Jorge Antonio Mahauad

La obra Floreana de Margret Wittmer es el recuento del emprendimiento de esta familia que hasta hoy habita y ama las islas. Este libro fue publicado por primera vez en 1959 y ha sido traducido a más de 14 idiomas. La historia de los Wittmer en Galápagos y los misterios de Floreana ha dado la vuelta al mundo. 

Los hechos que narra este libro han despertado interés y estudio de historiadores, documentalistas e investigadores de talla mundial. Como resultado muchos visitantes han sido atraídos a Floreana. También se han generado versiones y reacciones. Hay muchos que se permiten hacer afirmaciones y conjeturas sin haber sido testigos de los hechos en Floreana. Sin embargo, el valor de la historia en esta narrativa va más allá de todo el interés novelesco que contiene. El misterio, las desapariciones y los personajes excéntricos le dan un toque y una trama especial; sin embargo, el eje fundamental de este testimonio es convivir con la naturaleza, trabajar duro, valorar familiares y amigos. Todo esto combinado con amar el sitio que llamamos “nuestro”. 

Este libro es un homenaje para aquellos primeros colonos que llegaron a las islas. Son varios los emprendimientos de colonización que las Galápagos han vivido a lo largo de su corta y apasionante historia. Son muy pocos los que se han en el tiempo y dado frutos. La familia Wittmer en Floreana es uno de ellos. Creo sin embargo que hay un mensaje más profundo en este libro.

Galápagos se ha considerado “el laboratorio viviente de la evolución”. Pero las Islas son también un tubo de ensayo en otro aspecto no menos importante y quizás más complejo: los seres humanos. Quienes llegaron en un inicio a Galápagos buscando un hogar, una nueva patria son un componente. Otro componente son quienes quisieron usufructuar de las islas y de sus recursos. El tema aquí es que la población Galapagueña es fundamentalmente inmigrante y esto ha creado gran diversidad. Una diversidad que se manifiesta no solamente en los orígenes culturales sino también en las motivaciones para estar en las islas. Sea que llegasen en el siglo diecinueve, entre 1930 y 1950 como los Wittmer y otras familias pioneras, “antes del 98”, o incluso quienes que acaban de llegar hoy a las islas, todos aquellos que hoy estamos en Galápagos agregamos diversidad.

 La supervivencia del más apto y la adaptación al medio fueron conceptos que los primeros colonos debieron aprender y practicar desde el momento en que desembarcaron en las islas, sin importar su objetivo en las mismas. Estos mismos conceptos determinan hoy la evolución económica, política y social de Galápagos. Las islas se prueban una vez más un laboratorio de la evolución de las sociedades, de la generación de cultura y de la adaptación al medio. 

Así como lo prueba la historia de las islas, que no por ser en general reciente carece de interés, los emprendimientos en Galápagos, o son exitosos o sucumben dependiendo de cómo aquellos que los llevan a cabo se relacionan con el ambiente. Actualmente, Galápagos tiene una población que oscila en los veinte y cinco mil habitantes. Las conexiones tanto aéreas como marítimas con el continente ecuatoriano están garantizadas e incluso se ha llegado a cuestionar dichas conexiones como excesivas. Los teléfonos convencionales y celulares, radio, televisión, prensa escrita son consumidos ávidamente por los habitantes del archipiélago. En la actualidad, bastan un par de días para importar los pocos bienes y servicios que las tiendas y negocios locales no proveen. El nivel de consumo de un habitante insular es prácticamente el mismo que el de un habitante en cualquier otra parte del Ecuador. En algunos aspectos es incluso superior. Para muchos, las necesidades y prioridades que tuvieron los primeros colonos son solamente inverosímiles fábulas  de un tiempo lejano en apariencia pero no en tiempo. 

Sin lugar a duda, las Islas Galápagos no son lo que solían ser hace más de 75 años cuando Margret, Heinz y Harry Wittmer llegaron a Floreana en 1932. Han evolucionado con las personas. Esta evolución comprende una extensa problemática económica, social y política que no pasa desapercibida. Es en este entorno que la tarea de seguir evolucionando en este paraíso insular se presenta complicada pero fundamental para los isleños. 
Los valores planteados en esta obra son universales y crearán valor en el lector independientemente de donde este provenga. Galápagos es un microcosmos de nuestro planeta y la problemática que enfrentan las islas es la misma que enfrenta esta esfera única e irremplazable que llamamos “tierra”: el verdadero y único patrimonio de la humanidad.

Es aquí donde los galapagueños de hoy y de mañana podemos marcar una diferencia. En el libro de Margret encontramos claves que nos ayudarán a sobrevivir por medio de la evolución. Una evolución que debe tener como eje principal el amor. Amor por la naturaleza, por la familia, por el trabajo. En la historia después del libro encontramos guías que nos ayudan a tomar un nuevo enfoque. El servicio para la labor social, honrar a nuestros antepasados, las prácticas ambientalmente responsables, aprender del pasado son algunas de ellas. 

Personalmente creo que es responsabilidad de todos los que nos llamamos “galapagueños” demostrar que en este microcosmos de nuestro planeta se puede hacer una diferencia. Es responsabilidad nuestra demostrar que se puede plantear un modelo justo, equilibrado y responsable que contemple las necesidades del ser humano y de su entorno equitativamente. 

La tarea no es fácil pero las recompensas son invaluables. Un modelo funcional en Galápagos podría ser a su vez una guía para el desarrollo y la conservación de este planeta que llamamos nuestro…… Es aquí donde podemos hacer la diferencia localmente y tener impacto globalmente. Creo que si cumplimos con esta misión nuestro paso por la vida será recordado y valorado en las generaciones por venir, igual como hoy nosotros hacemos con nuestros antepasados.

Es con esta visión que se ha realizado la nueva edición del libro Floreana. Se ha actualizado la obra para complementar la labor de Margret Wittmer y de quienes provenimos de su legado. Hemos querido darle a esta edición un trasfondo económico y social sobre lo que creemos es una forma sostenible de estar en Galápagos. Para esta edición se ha constituido Editorial Galápagos, la primera casa editorial en las islas. El objetivo de esta editorial es fomentar la creación y transmisión de la cultura galapagueña. La Fundación Rolf Wittmer, propietaria de los derechos del libro dedicará el 85 por ciento de las ganancias provenientes de la obra a desarrollar proyectos de desarrollo social en Floreana. En el apéndice hemos incluido una actualización sobre la historia y realidad de los negocios ambientalmente responsables y comprometidos que mantenemos en Galápagos.  Todo lo anterior como muestra de que estamos dispuestos a poner plata y persona en generar el modelo antes mencionado.

Este día es una muestra de perseverancia a través de generaciones. Lograr estar aquí juntos hoy ha sido como una carrera de postas en la que todos hemos corrido. Desde Margret viajando a Alemania en los 50 para buscar una casa editorial, pasando por sus hijos Rolf y Floreanita que debieron buscar apoyo para mantener el título en las librerías, siguiendo con sus hijos Margarita, Enrique, Elizabeth, Inge y Charles Wittmer e Ingrid, Trudy y Erika García respectivamente que han elegido apoyar y promover esta nueva edición y llegando hasta sus hijos que hoy leen con orgullo pedazos de su propia historia, venden libros y aportan con ideas. Han sido muchas personas, en muchos momentos los que han hecho este momento una hermosa realidad…

En este punto quiero agradecer especialmente a Rolf y Floreanita Wittmer por su confianza y paciencia en este proceso. A Margarita Wittmer por el apoyo, gestión y esfuerzo que ha dedicado. A Enrique Wittmer por confiar y apoyar ideas tan locas como constituir una casa editorial, hacer películas y vender libros; aspectos que no tienen nada que ver con dirigir una empresa turística. A los socios de Rolf Wittmer Turismo por financiar todo lo antes mencionado reduciéndolo de sus ingresos personales. A Charles Wittmer por prestarse con entusiasmo para los múltiples viajes a Floreana y a todos los bisnietos de Margret por prepararse, entusiasmarse y dedicar tiempo de sus vidas para honrar de donde provienen. 

Todo esto son pequeñas glorias que se olvidan con el tiempo. Si pudiese definir el éxito, lo que esperaría es que la historia de la familia Wittmer, al igual que la de muchas otras en las islas, sea un ejemplo a seguir. Una guía sobre cómo vivir en Galápagos y que además sea un factor para fortalecer y generar la tan anhelada cultura galapagueña.  El mayor éxito sin embargo sería que esta cultura sea un modelo para el mundo proveniente de un paraíso perdido en un pequeño grupo de islas a mil kilómetros de la costa en el Océano Pacífico.

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